¿Alguien me puede ayudar a entender el sentido de que una publicidad de pantalones jeans muestre una imagen con personas desnudas? Voy a dificultar la misión ahora. ¿Sabe explicarme por qué los carteles que veo incluso en las vidrieras muestran modelos con poses de pura seducción? No es extraño que hoy en día las personas publiquen en internet tantas fotos sensuales. En estos días, vi una caricatura que decía: “Genial la foto de los pechos… Solo no entendí el Salmo en el rótulo”. El patrón sexy de fotografía se tornó tan común que terminó siendo confundido como lo normal. Ah, incluso (y quién sabe si hasta con mayor intensidad) entre los cristianos.
“No vivan como las personas de este mundo”, es el consejo de Dios en Romanos 12:2. O sea, deje de seguir el rebaño y disfrute de su dominio proprio. Tenga conciencia de que no todo lo que es común es, de hecho, conveniente. Que usted haya caído en la red (virtual) no quiere decir que tenga que ser pez. ¡Cuidado, usted puede ser atrapado! Usted no necesita entregarse tanto. Usted no precisa mostrar tanto. La exposición en exceso lo volverá alguien público y no exclusivo. Así no puede tener muchas expectativas sobre la forma como será visto y tratado por los otros. Todo lo que es demasiado común sufre de desvalorización.
Un artículo que está “arrasando” en las redes sociales fue escrito por la presbiteriana Kristen Clark. “Como jóvenes cristianas, estamos siendo bombardeadas por los mensajes de nuestra cultura de que la seducción y las poses sensuales son geniales, modernas y normales”, dice el texto. Y no reduzco ese hecho tan solo para las jóvenes, sino para cualquier persona. Al final, todo ser humano puede apelar sexualmente. “Sacar selfies seductoras no es más atrevido… es aceptable y loable”, comenta Kristen sobre la actitud popularizada. Y como si no bastase este nuevo prototipo de “normal”, todavía existe el incentivo para tal actitud. Veo en mi biografía (timeline) personas, muchas veces hasta niños y adolescentes, encantados con los comentarios en sus clics sensuales. Ellos no acostumbran ser de reprensión, sino más bien de motivación, como: “Arrasó”, “guau”, “perfecta”…
El ser humano ha sido estandarizado, y de la forma más baja posible. Ahí está el peligro de mirar a las personas, y no a Dios. Tener personas como modelo de vida puede ser decepcionante. Creer que ellas tienen el estilo ideal y perfecto es caer en el engaño. Soñar con ser igual a algún ser humano es vivir con una base insegura. ¡El espejo perfecto es nuestro Dios! ¿Usted desea tener la imagen divina? ¿Le gustaría saber la mejor forma de tratarse a sí mismo? ¿Ansía la verdadera autoestima y valorización? Mire a la cima, porque es mirando hacia él que nos volvemos como él. Al final, somos transformados por la contemplación.
Por
Emanuele Salles
Fuente: Adventistas.org
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